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Propinas

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Los japoneses consideran que dar una propina es un insulto, y estoy de acuerdo. Considero la propina similar a lanzar unas cuantas monedas de cobre a un mendigo. Pero estoy solo en esto. La propina es una costumbre en la mayoría de los países, y en ocasiones, la principal fuente de ingresos para muchos trabajadores de la industria de viajes.

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También es una fuente de ansiedad para la mayoría de los viajeros, especialmente aquellos que van al extranjero. ¿Cuándo y dónde se espera una propina, y cuánto se espera? ¿Y qué pasa cuando no se esperaba en absoluto? La propina es habitual en Australia, pero no tanto en la vecina Nueva Zelanda. En China es una costumbre que oficialmente no se recomienda pero tampoco se prohíbe; mientras los camareros en Hong Kong y Macao -a nivel técnico ambos partes de China– añaden un 10 por ciento por encima del precio de servicio a la cuenta. En Singapur, Malasia, Indonesia y Tailandia la gente local no deja nada, pero sí se espera algo de los extranjeros.

Para evitar patinazos, siempre intento llegar a mi destino con algo de la moneda local en pequeñas denominaciones. Esto puede no ser necesario en el sudeste asiático, pero será en la mayor parte del resto del mundo.

Ayuda mucho si uno pregunta antes de ir y volver a preguntar una vez que se está en el lugar. Esperemos obtener respuestas sensatas. Un conserje puede simplemente responder diciendo: «Lo que usted sienta que es apropiado», lo cual no da ninguna ayuda en absoluto.

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Dado que Estados Unidos es el país extranjero más visitado por los viajeros mexicanos, vamos a echar un vistazo a las costumbres de gratificar allí. Estas también se aplican a Canadá, un destino de creciente atractivo para los mexicanos ahora que los requisitos de visa están a punto de ser abolidos.

Los norteamericanos son excesivos. Esto comienza con los taxis, donde la cantidad adecuada es el 10 por ciento de la tarifa o el 15 por ciento en las grandes ciudades. En un hotel elegante, un portero va a descargar tu equipaje para entregarlo a un botones. Los dos esperan alrededor de dos dólares por cada maleta, pero si tienes tres petacas y una es pequeña, cinco dólares serán suficientes. En posadas menos elegantes, es posible que tengas que manejar tus propios bultos. Estos lugares menos elegantes suelen tener carritos disponibles para los huéspedes para el transporte de su equipaje a las habitaciones.

En los hoteles de lujo, dar a la mucama cinco dólares cada día no es excesivo cuando la habitación cuesta 300 dólares por noche. Y se recomienda dejar la propina cada mañana. Esto puede ser una inversión inteligente. Los rumores sobre la generosidad de un huésped -o la falta de ella– circula entre el personal bastante rápido. El personal, a su vez, se vuelve más atento y servicial o menos dispuesto a ayudar al que aparece como un avaro.

Desafíos especiales vienen a la mente. En los spas uno cree que la propina ya está incluida en la tarifa. Consulta. Si no es así, pregunta cuánto es lo apropiado. Sólo espero que obtengas una mejor respuesta que «lo que considere adecuado.»

Instructores de tenis, esquí, y golf a veces esperan recibir propinas, a veces no. Lo único que puedo sugerir es ver lo que otros están haciendo. Lo mismo es cierto en los hoteles todo incluido donde en el bar se puede ver el dinero que cambia de manos. En los casinos, se espera que los ganadores den propinas al croupier o quien permitió que se diera el triunfo. En Las Vegas una joven puede darte un cóctel de cortesía. La bebida es gratis, pero una propina garantizará que la joven regrese.


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