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El lado divertido de la Cultura en Puebla

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Cabeza JBPuebla se ha convertido en toda una ciudad para el reventón. Esto, comprendo, es difícil de creer, sobre todo si usted no ha estado allí desde hace varios años. Cualquiera asociaría a Puebla con la ciudad más conservadora de México. Señorial pero aburrida, cual museo urbano, presume de tener unos 2,600 edificios históricos, una imponente Catedral, magníficas iglesias y la biblioteca virreinal más importante del país. Sin duda usted ha estado pensando que debería ir allá, del mismo modo que ha estado pensado en leer a Dostoyevski o a León Tolstoy. Sencillamente no se ha decidido a hacerlo.

Sumérjase en Puebla uno de estos fines de semana. Lo pasará estupendo, confíe en mí. Y ¿qué puede usted perder? Desde la Ciudad de México, Puebla está apenas a un par de horas.

Ahora bien, esa cercanía puede ser una desventaja, rezongan los hospederos poblanos. Aquí en el Distrito Federal, cuando queremos ir a algún lugar virreinal (me han recordado que la Nueva España era un virreinato, no una colonia) pensamos en Guanajuato o en Oaxaca. Puebla es un lugar al que usted puede llegar manejando por la mañana y estar de regreso a la hora de cenar. Eso es un error. Los hoteles históricos de Puebla (los restaurados hostales y mesones) son razón suficiente para ir a Puebla. Y ¿a qué otro lugar iría usted movido sólo por los hoteles?

El más señorial de los albergues renovados es el Quinta Real, cuyos cuartos están instalados en un convento del siglo XVI. Si usted estuviera en Europa y buscara alojamiento en un castillo, se sentirá más que feliz en el Quinta Real Real Puebla.

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Pero además están los Mesones Sacristía, que fueron edificados como posadas, no como alojamiento para monjas. Ahora hay dos de ellos, frente a frente en la misma calle, cada uno con su propio restaurante, uno pintoresco, el otro señorial. En sus cercanías (todos están en el Barrio de los Sapos) se acurrucan el Hostal Santa María y el Mesón de San Sebastián. Este último ofrece cuartos dobles a un poco menos de 500 pesos por noche, o lo que sería menos de 500 pesos por noche, si no fuera por los impuestos. Mucho más costoso es el alojamiento en el Hostal de Velasco, lo más aproximado a un palacio virreinal de todo Puebla.

Las familias con niños, por supuesto, preferirán probablemente algún lugar con alberca, ya sea el Crowne Plaza o el Marriott Mesón de los Ángeles. A diferencia de los mesones del centro histórico, este último Mesón no tiene una antigüedad de siglos, pero lleva bastante tiempo funcionando. Con su buen mantenimiento, tiene un especial encanto poblano.

Lo que probablemente será aún más del gusto de los pequeños será una noche en el Watusi Watoto, el campamento infantil de Africam. Como usted sin duda sabe, Africam es el extenso centro de vida silvestre casi inmediato a Puebla, donde los animales viven en libertad. Una noche en el campamento podría hacer a sus niños pensar si les gustaría volver por una o dos semanas. Entonces mamita y papito pueden regresar manejando a la ciudad a registrarse en alguno de los antiguos mesones y gozar de un tranquilo almuerzo ibérico en la Conjuna, que se ha bautizado como La Casa de las Comidas Lentas, en el barrio de los Sapos.

La comida es otro de los grandes atractivos de Puebla. Los restaurantes de mayor elegancia están allá en la Avenida Juárez, que le harán recordar a Insurgentes Sur. ¿Quiere lechón o lasaña? Los puede encontrar aquí. La disco en la que se reúne por fuera la palomilla de jóvenes se llama Shiva.

En lo personal prefiero el Barrio de los Sapos. Lleva al Paseo de San Francisco y a su Corredor Gastronómico, que es donde usted puede cenar chalupas y mole y encontrar chiles en nogada en cualquier mes del año.

Los Sapos es en Puebla lo que antaño fue la Rive Gauche en París. Para su negocio, los bares y bistrós dependen de los estudiantes y de los que quisieran ser estudiantes. Aunque los juniors de Puebla y sus amiguitas expresan su desdén, los jóvenes extranjeros que vienen a estudiar español en Puebla aprenden en Los Sapos frases que no se enseñan en la escuela. De día, la plaza es el sitio adecuado para curiosear en busca de antigüedades.

Antigüedades y cerámica es lo que se compra en Puebla. Antigüedades, cerámica y dulces para los niños que ustedes dejaron en Africam. Tal vez habrán ustedes de sobornarlos si pretenden hacerles volver a casa. Pero antes no se olviden de callejear por El Parián y el Barrio de los Artistas. Saldrán de ahí con tesoros que jamás creyeron necesitar.

Ahí lo tienen, pues. Puebla es un sitio para dormir, beber, comer e ir de tiendas que no se parece en nada al hogar. ¿Qué más pueden ustedes desear para un fin de semana?


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