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Cine en el Cielo

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La historia nos dice que el entretenimiento en vuelos comenzó cuando un piano de aluminio fue instalado a bordo del Hindenburg, el dirigible alemán que explotó al otro lado del río Hudson cerca de Nueva York en 1937; esto convenció a los viajeros que la lectura de una revista a bordo de un avión era una forma más segura de viajar. Décadas debían pasar antes de que las aerolíneas comenzaran a mostrar películas para combatir el aburrimiento. Nuestros antepasados nunca iban a creer que podríamos llegar a estar aburridos instalados en un tubo volando diez kilómetros por encima de la tierra a casi la velocidad del sonido, pero aquí nos quedamos. Originalmente, las aerolíneas ofrecen una variedad de música grabada, y a veces hasta charlas instructivas. Más tarde, se instalaron pantallas de video. Aquí en la Ciudad de México, American Airlines organizó un evento especial para demostrar lo que iba a ofrecer. «Querida Brigitte» era una película sobre un adolescente enamorado de Brigitte Bardot (¿alguien recuerda Brigitte Bardot?). Para mí fue un recordatorio para llevar una novela cuando planeé un vuelo a Dallas.

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P30-mar-02A través de los años las mejoras llegaron cuando las aerolíneas intentaron superarse unas a otras. Primero vinieron mejores películas, después las pantallas en los respaldos que ofrecen no sólo comedias de Hollywood, sino también documentales e incluso juegos. La instalación era elevada, costando a las aerolíneas hasta 15 mil dólares por asiento, seguido por el mantenimiento, casi tan caro como la reparación de los motores. Además, los estudios cobran por el derecho de mostrar sus películas. Peor aún, el equipo de video es pesado, no una buena cosa para las aerolíneas preocupadas por su peso. Esto explica por qué cobran por el uso de auriculares. Tristemente – al menos para las compañías aéreas – las ventas comenzaron a declinar. Mexicana a menudo dejaba sus pantallas en blanco, que al parecer fue un error pues Mexicana ya no vuela. Los pasajeros traían su propio entretenimiento. Primero llegaron las computadoras portátiles, que podrían mostrar películas en DVD. Las tabletas y los teléfonos inteligentes siguieron. Una aerolínea europea informó que salvó cerca de dos millones de dólares prestando tabletas – cargadas de entretenimiento – a pasajeros en lugar de invertir en pantallas para los asientos.

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Ahora tenemos Wi-Fi en el cielo aunque todavía no es universalmente disponible. Cuando es disponible, puede ser caro (cinco dólares o más por hora) y, a menudo lento. Para los viajeros de negocios con cuentas de gastos y la necesidad de estar en constante comunicación con el mundo, el precio no es un problema, y un mal servicio se considera mejor que ningún servicio. En la mayoría de los casos, por razones técnicas, la aerolínea con Wi-Fi no incluye el acceso a Netflix y otros canales de películas. La falta de acceso también resuelve el problema de la censura. Comprensiblemente, las líneas aéreas, no mostrarán películas que incluyan accidentes aéreos. También se eliminaron lenguaje fuerte y escenas que no se consideran apropiadas para los niños.

Mejores tiempos están por venir. El mayor desafío en este momento es la falta suficiente de banda ancha, un problema que se resolverá cuando se lancen más satélites de comunicaciones.

Los autobuses en México, al menos aquellos que dicen ser de lujo, también muestran filmes, pero existe el riesgo de que pueda llegar a su destino antes de que termine la película o encontrarse en medio de ésta cuando suba al autobús. Yo evito sufrir llevando unos libros grabados. Estos proporcionan entretenimiento, mientras que me permite ver todo lo que está sucediendo fuera de mi ventana, mirando todo lo que está a mi alrededor; es la razón por la que prefiero viajar en autobús, si el viaje no es demasiado lejos.


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