Destacó que el porcentaje de contagio es mucho y más aún con la nueva cepa del COVID-19, razón por la cual insistió en esperar a que las vacunas eviten la transmisión de coronavirus a otras personas o “tener a una parte suficiente de la población vacunada y protegida para que la gente pueda volver sana a Nueva Zelanda”, dijo en rueda de prensa vía online.

Por ello, subrayó que no tiene contemplado abrir plenamente las fronteras de su país hasta fin de año pese al avance de las vacunas contra la pandemia en el mundo, insistiendo en su idea de mantener burbujas aéreas con países vecinos poco afectados por el virus.

Mostró, asimismo, su descontento por la decisión de Australia de volver a imponer la cuarentena para los viajeros neozelandeses que entren al país a raíz de la detección, la semana pasada, del primer caso de contagio local de COVID-19 desde el 18 de noviembre.

Cabe destacar que los ciudadanos de Nueva Zelanda tienen derecho a volver a su país, pero deben confinarse en centros gubernamentales durante dos semanas y presentar dos pruebas PCR negativas durante la cuarentena, además del test previo al viaje.

Nueva Zelanda es uno de los países que ha manejado mejor la contingencia desde el inicio de la pandemia, lo que le ha permitido mantener los casos confirmados acumulados en 1 mil 934, incluidos 25 muertos y 64 activos.