El planeta alberga sitios que están entre la línea de lo tenebroso y fascinante. Son lugares que pueden hacer viajar a la imaginación de cualquier escritor. Así como ser los escenarios perfectos para cualquier fotógrafo y llenar de sensaciones indescriptibles a todo amante de la curiosidad y de la naturaleza…

Aokigahara, el bosque de los suicidios

Este lugar se encuentra al Noroeste de la base del monte Fuji, Japón. Tiene una asociación histórica con demonios de la mitología japonesa. Incluso hay poemas de mil años de antigüedad que indican que el bosque está maldito. Aquí el turismo ha quedado limitado únicamente a zonas vigiladas y, aunque no está prohibido adentrarse, se colocan numerosas señales de advertencia en varios idiomas para ayudar a las personas que piensan en suicidarse.

Además, apenas hay ruidos en él debido sobre todo a la escasez de animales. Y la vegetación es tan tupida que impide que el viento sople, lo que contribuye a una peculiar sensación de quietud. Si vas y te pierdes, no dudes en encontrarte con restos humanos. Qué escalofriante, ¿no crees?

El pozo de Thor

Conocido como ‘la puerta al inframundo’, el pozo de Thor es un profundo agujero ubicado en Cabo Perpetua, Oregón en Estados Unidos. Un sitio donde se unen tres corrientes del Pacífico y que succiona las olas que en ocasiones son devueltas con gran fuerza…

Pero ten cuidado, porque si te asomas de más o en el momento menos indicado, puedes no regresar y tal vez llegar a otra dimensión. Te tragaría antes de siquiera tomar aire.

Monte Hua

Este sitio es una de las cinco montañas sagradas de China. Es conocida mayormente no por lo que se encuentre en la cima, sino por tener una ruta realmente peligrosa para llegar al templo. Tal vez por eso es llamado el “sendero turístico más peligroso del mundo”.

Los atrevidos tienen que concentrarse plenamente y estar decididos porque maderas de 50 centímetros y un arnés los separan de la muerte… Si te animas, olvídate de las fotos, o mejor sube por el camino más seguro.

Pozo de Darvaza

Este enorme cráter de más de 60 metros de diámetro y alrededor de 20 de profundidad. Es uno de los sitios turísticos del desierto de Karakum en Turkmenistán el cual no se creó de forma natural. Fue un resultado inesperado de una prospección minera soviética llevada a cabo en la década de 1970. Un equipo de geólogos perforaba el terreno en busca de yacimientos de gas natural, cuando de repente se toparon con una caverna subterránea que provocó el desmoronamiento de la excavación.

En su interior arde desde entonces un fuego abrasador que parece no tener fin. No por nada lo llaman la “Puerta del Infierno”. Puedes visitarlo sin correr peligro, siempre y cuando cumplas con las normas de seguridad.

Y bien, ¿será turismo tenebroso o fascinante?