Quetzalcóatl es el primer Dreamliner 787-9 de AeroMéxico que evoca a una de las deidades más simbólicas de la cultura prehispánica y está listo para volar. La presentación de éste se hizo en apoteósicos momentos, cuando apareció la nave magistralmente desde el hangar de la aerolínea. AeroMéxico contará con 19 aviones de este modelo en operación, incluyendo los 10 modelos 787-9 ordenados en el 2012.

“En AeroMéxico estamos muy entusiasmados por la expectativa que ha causado el Quetzalcóatl. Como aerolínea bandera de México, este avión habrá de convertirse en la insignia de nuestra flota y en el reflejo de lo que es hoy nuestro país, donde la cultura y la tradición se proyectan en lo que podemos considerar como una de las creaciones más sofisticadas de la ingeniería aeronáutica moderna”, comentó Andrés Conesa, director general de la aerolínea, durante los emotivos momentos de presentación.

Además, “queremos que este avión llene de orgullo a nuestro país. El Quetzalcóatl habrá de volar a los aeropuertos que son los principales centros de conexión en Europa y Asia, donde transitan millones de pasajeros al año”, agregó.

Cabe resaltar que en noviembre de 2014, AeroMéxico lanzó una convocatoria a través de sus redes sociales, titulada “El Diseño está en el Aire”, la cual consistía en crear la imagen más creativa para el fuselaje del avión. Como resultado de este concurso, hubo más de mil participantes, de los cuales se escogieron alrededor de 400 propuestas. El proyecto ganador fue del diseñador gráfico José Manuel Escudero, originario del estado de Veracruz, con una emblemática y prehispánica deidad mexicana: “Serpiente Emplumada”, mayormente conocida como “Quetzalcóatl”, nombre asignado a la aeronave por su grandiosa combinación entre tradición, cultura y modernidad.

Importante es mencionar que es la primera vez en la historia de la aviación en la que un diseño de estas características se pinta en el exterior de un avión. El Quetzalcóatl de AeroMéxico salió del hangar de pintura del fabricante Boeing, después de un proceso de nueve días, lo que significa que son seis días adicionales que toma a los ingenieros completar el fuselaje debido a la originalidad de las tonalidades que exige el diseño ganador.