Cuando nos hablan de aeropuertos, suelen surgir en nuestra mente lugares donde la seguridad es muy estricta. Sin embargo, ya sea porque no han sido bien planeados o porque la tecnología actual lo permite, hay algunos aeródromos que podrían provocarte escalofríos. Te presentamos los cinco más extremos del mundo.

Aeropuerto de Courchevel en los Alpes franceses (CVF)

Se encuentra ubicado en una estación de esquí dentro de esta nevada cordillera. Su única posta de aterrizaje mide sólo 537 metros y termina con una caída al precipicio. ¡Los pilotos deben ser audaces al momento de aterrizar! Es exclusivo para pequeñas avionetas.

Aeropuerto Internacional de Gibraltar (GIB)

Se encuentra en el istmo que une el Territorio Ultramar Británico de Gibraltar con España. Lo curioso es que una de las avenidas más importantes de la ciudad cruza por en medio del aeródromo, por lo que el tráfico, por lo menos en esta zona, está controlado por la torre de control.

Aeropuerto Internacional Princesa Juliana (SXM)

Imagina que estás tomando el sol en una playa caribeña cuando, justo sobre tu cabeza, pasa un avión realizando maniobras para aterrizar. Se trata del aeropuerto que sirve a la isla de Sint Maarten, la parte neerlandesa de la isla de San Martín, y que se encuentra a pocos metros de la playa. Este lugar es famoso por curiosos que incluso sienten el aire de las turbinas. Aunque no se han presentado incidentes, el gobierno recomienda a los turistas no acercarse demasiado.

Aeropuerto Tenzing-Hillary (LUA)

Conocido como el aeropuerto más peligroso del mundo. Este lugar localizado en la Zona de Sagarmaha, Nepal, tiene elementos que lo convierten en todo un dolor de cabeza para los pilotos. Tales como cadenas montañosas, pista con pendiente, altitud extrema y una pista corta (450) metros, entre otras cosas. Es popular para quienes buscan ascenso hacia el Everest.

Aeropuerto Internacional Kai Tak (Antes HKG)

Aunque ya no opera desde 1998, se trató del principal aeródromo de Hong Kong. Para lograr aterrizar los pilotos debían esquivar montañas de hasta 640 metros de altitud e incluso edificios para hacer lo que posteriormente se llamaría dentro de la comunidad de pilotos como el peligroso “Giro Hong Kong”.