Colaboraciones

Les tengo una buena noticia. Los aeropuertos están cambiando para mejor. El transporte aéreo puede ser más incómodo que nunca, pero no tiene por qué ser tan malo para quienes están dispuestos a gastar unos pesos más para sentarse en la sección “economy plus” o, mejor aún, en “business class”. Y en los aeropuertos, muchas salas VIP -como el de la recién inaugurada Terminal 3 en Cancún- están abiertas a cualquier persona que esté dispuesta a cubrir una suma para poder entrar. Luego están los patios de recreo, jardines, terrazas al aire libre, cascadas, balnearios, supermercados, salas de meditación, iluminación solar, salas de lactancia y todo ello con una mayor sensación de espacio y naturaleza. Todo esto, como era de esperarse, tiene un precio.

Conociste a una persona en un evento, el gerente de una cuenta comercial importante, y le cuentas que tienes una Agencia de Viajes y te pide que le envíes una propuesta “de inmediato”. Luego de un par de días perfeccionando la propuesta se la envías por e-mail. Tres semanas después, revisas tu correo con frustración y escribes un tercer mensaje de seguimiento tratando de no parecer ansioso y te preguntas: ¿Qué pasó, por qué no contesta si estaba tan interesado?, ¿será que la propuesta estaba mal?, ¿no te dijo que se iba un mes de vacaciones sin acceso a Internet o abandonó la empresa y aún no actualiza su perfil de Linkedin?

Septiembre ha llegado. Ahora podría ser el momento ideal para salir de vacaciones.

Como he repetido muchas veces: No todo lo nuevo es mejor ni todo lo antiguo estaba mal, creo que la única forma en que una empresa puede crear clientes fieles es concentrándose en las personas antes que en las ventas. Hoy podemos hacerlo, combinando lo mejor de las teorías clásicas de negocios con las tecnologías más modernas.

Las noches largas a veces sirven para que los amigos se reúnan para recordar sus vacaciones. Estos son los momentos en que las historias de pavor se relatan, cuando escuchamos cómo los Ripolls tuvieron que conformarse con una televisión sin color en las selvas de Guyana o cómo los Luengos tenían que compartir el baño en una aldea búlgara.

Durante el último año he hablado literalmente con cientos de chicos de clase media recién graduados y jóvenes de origen más humilde, adultos empleados, pensionados y más. Todos sueñan con tener un negocio propio.