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La medusa

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La fragata ‘Medusa’, considerada en su tiempo como el navío más moderno de la armada francesa, partió hacia África en julio de 1816 con casi 400 pasajeros, Por errores del capitán de la nave, la fragata naufragó entre las Canarias y las islas de Cabo Verde. El barco no contaba con suficientes botes salvavidas y alrededor de 150 infelices fueron abandonados en la Medusa.

Con mástiles, trozos de vela y tablones, los náufragos improvisaron una balsa de 15 m de largo por ocho de ancho y se hicieron a la mar con varios barriles de vino y una provisión de pan y agua que se agotó al segundo día de viaje.

La crónica del naufragio

Publicada en 1818 por uno de los 10 sobrevivientes de la Medusa describe el Apocalipsis a bordo de la balsa: asesinatos por ocupar los lugares del centro, olas tragándose a los pobres que estaban en las orillas, suicidios, moribundos gritando con ascuas en el vientre por haber ingerido agua de mar con vino, cadáveres pudriéndose en la embarcación, espaldas abiertas en carne viva por quemaduras de sol y hombres transformados en hienas devorando o fileteando la carne de los compañeros recién muertos. 13 días después, cuando la balsa fue rescatada sólo quedaban 15 sobrevivientes; cinco de ellos murieron horas después.

Con base en la crónica publicada y entrevistas con otros sobrevivientes del naufragio, el joven pintor Theodore Gericault, a los 27 años de edad, se encerró 18 meses en su estudio para terminar la obra de 5 por 7 metros. Se titularía ‘Escena de un Naufragio’ con el fin de exponerla en el Salón de París de 1819. Gericault estaba seguro del impacto de su pintura, con ella obtendría premios, fortuna, fama y se colocaría como el primer maestro de la nueva estética, el Romanticismo.

El pintor

En efecto, obtuvo la medalla de oro en el Salón de 1819 y un renombre como uno de los profetas de la visión romántica. Pero no le trajo fortuna; la obra no fue adquirida por la corona como el joven esperaba; la negligencia y los actos de corrupción en torno al naufragio de la Medusa eran todavía en 1819 motivo de escándalo contra los funcionarios de Luis XVIII y el Ministerio de Marina, y Gericault no fue visto con buenos ojos por el gobierno borbónico por haber ventilado un hecho tan vergonzoso para el rey de Francia.

A pesar de que “El Naufragio” es reconocido como la obra maestra de su autor, su genio se apagó y del nombre del gran genio del Romanticismo francés se considera Delacroix.

Raúl García-Morineau
La Casa del Viaje


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