
Juliá Tours te invita a vivir Yucatán: ecoturismo en Izamal, El Cuyo y más, mucho más…
Enviado especial: Héctor Ledezma
Yucatán.- Juliá Tours nos llevó a la zona oriente de un destino multicolor, lejos de los grandes hoteles y el turismo todo incluido, donde pudimos conocer parte del trabajo en cuidado de reservas ecológicas que se realiza. Gustavo Palacios, coordinador de proyectos en SEFOTUR, invitó a conocer parte de las riquezas que tiene el estado.
Agentes de viajes de Querétaro, Veracruz, CDMX y el Edomex, junto con INVERTOUR compartimos este recorrido. La aventura comenzó en Mérida, donde probamos la gastronomía de mercado en el Barrio de Santiago. “Taquería La Lupita” nos ofreció la tradicional cochinita pibil, así como lechón, salbut de relleno negro, sopa de lima y la rica agua de chaya.

Diana Soberanes, María Medina, Gabriel Ortiz, Regina Andrade, Juan Carlos Garduño, Alexandra Espinosa, Omar Bocanegra, Liliana Campos, Verónica Ayecac y Alma Sánchez
Más de 30° de temperatura nos indicaron que estábamos listos. No está de más decir que tus amigos serán el bloqueador solar, el repelente de moscos y el agua.
Salimos hacia Izamal, donde impresiona la limpieza de sus calles y el color amarillo que predomina en las fachadas de las construcciones.
Conocida como «La Ciudad de las Tres Culturas», la recorrimos en cuatrimotos. La actitud del grupo de viaje siempre estuvo a tope, importante para disfrutar de este tipo de actividades, que en muchos casos retan a tu cuerpo y tu mente.
De Izamal conocimos la fachada del Convento San Antonio de Padua; el sitio arqueológico Itzamatul y Kinich Kakmó, éste último de 185 metros de longitud y desde donde tuvimos una vista panorámica de la ciudad. Así como el centro histórico, aquí pudimos ver calesas tiradas por caballos que llevaron a turistas por un recorrido de encanto.
En el restaurante Zamná degustamos sopa de lima, queso relleno, poc chuc, dulce de papaya con queso de bola, flan, entre otras delicias.
Río Lagartos
Tras dos horas de trayecto llegamos a Río Lagartos, un puerto pesquero. El Hotel Río Lagartos tenía una vista espectacular en su terraza, la luna iluminaba el agua de la Ría y el cielo estaba estrellado. La cena fue en el restaurante “El maleconcito”, que está dentro del Yuum Ha Boutique Hotel.
Al otro día recorrimos unos 30 km de la Ría Lagartos, apreciamos parte de su fauna, estuvimos a escasos centímetros de unos cocodrilos, con aves, entre migratorias, endémicas y de estancia. Aunque un tanto lejos, pudimos ver a los populares flamencos rosas, que suelen ser la imagen de este lugar.
La vegetación es impresionante, manglares rojos, blancos y negros que dan un marco perfecto. Es una zona muy húmeda, pero disfrutable.
El recorrido lo cerramos con el baño maya, un ritual ancestral único, donde nos cubrimos con arcilla que se recoge de la arena blanca de la Ría, que contiene alta concentración de azufre, algas, sales, minerales, entre otros ingredientes que exfolian y generan beneficios a la piel, la cual nos quedó muy suave y tersa.
La joya llamada El Cuyo
Llegar a El Cuyo es algo indescriptible, desde que vas en la carretera solo ves vegetación, la señal del celular desaparece. Se encuentra en la “Reserva de la Biósfera Ría Lagartos”. Es un lugar de 2 mil 300 habitantes, con servicios básicos, donde hay que dejarlo claro, no hay cajeros automáticos, plazas comerciales, pero es un gran sitio si quieres alejarte del bullicio de la ciudad, si deseas descansar y/o practicar algún deporte acuático.
La primera tarde en El Cuyo hubo una ligera lluvia que recibimos con brazos abiertos. Nos dio tiempo de disfrutar de una clase de paddle board.
El hotel boutique Dos Mares nos dio la bienvenida, tiene un diseño ecológico, súper cómodo, todos los viajeros coincidimos que tenían ¡las mejores camas! En el balcón teníamos una hamaca y la decoración de la recámara incluyó artesanías yucatecas.
En el roof top está la alberca, el bar y el restaurante donde disfrutamos dos días de ricos desayunos y una cena, con un excelente servicio. Las comidas fueron en un hotel hermano, Lunarena.
El itinerario incluía un tour a Las Coloradas, uno de los lugares más instagrameables de Yucatán, ubicada en un estero en el litoral norte de la Península. Sin embargo, no se pudo realizar. Saúl Pacheco de “Aventúrate El Cuyo”, explicó lo siguiente:
“En esta ocasión fueron las ondas tropicales recientes, por lo cual se inundó la zona, con dos partes donde el agua llegó a los 80 cm de profundidad, lo cual era riesgoso para los vehículos y las personas”. Esa lluvia también generó mucho mosquito, se buscó no exponer ni la zona, ni a los visitantes, lo cual habla del extenso cuidado que tienen.
Esto dio la oportunidad de recorrer por mar la Playa Tortugas, donde observamos a estos animales aparearse. En El Cuyo bajan a anidar dos especies: la verde y la carey.
Destacamos que existen tours establecidos, para que quienes lo visiten, tengan la seguridad que hay mucho por hacer, por ejemplo, desde aquí puedes ir a Holbox.
UMA San Manuel
La tarde nos deparaba una gran experiencia, al hacer kayak en la UMA San Manuel, un Área de Conservación Voluntaria de 160 hectáreas de selvas y humedales. Vimos algunas aves, aunque no toda su fauna, que incluye jaguar, venados, puma, ocelote, tejón, ardilla, mono aullador, mono araña, coatí, murciélago, entre muchos otros.
El atardecer en la UMA San Manuel fue de los más bellos que vimos en todo el recorrido, un color anaranjado impresionante.
Ese día la cena fue en “Laguna”, donde fuimos deleitados con una rica pasta al pesto, además de unas entradas de ensueño. En el Cuyo hay un buen servicio y oferta en lo que a gastronomía se refiere.
Ek Balam, nado en cenote y Valladolid
El último día del viaje fuimos a Ek Balam, una zona arqueológica con más de 45 estructuras, pero sólo se ven de 12 a 15. La Gran Acrópolis, resulta impresionante, con sus 160 m de largo, 70 m de fondo y 33 m de alto. Se le conoce como la tumba de Ukit Kan Lek Tok’. La vegetación del sitio incluye ceiba, ciricote, cedro, entre otros. Se recorre rápido y aprendes mucho. Ideal tomar un guía, Gustavo Batún fue quien nos explicó todo lo necesario.
El calor estaba intenso, y sólo esperábamos, ¡nadar en el cenote Chukum!, que tiene 40 m de diámetro, y está a poco tiempo de Valladolid. El agua es fría, pero se agradece; nos lanzamos de la tirolesa y fue una actividad muy reconfortante. El parque ofrece actividades, un restaurante con cocina yucateca y una tienda de souvenirs.
Después del nado, llegamos a Valladolid, que marcaba el final del viaje, este Pueblo Mágico tiene un clima menos húmedo y todos los servicios disponibles.
Recorrimos parte del centro, comimos las tradicionales marquesitas y nieves. Algunos tomamos un tour para adentrarnos más a sus calles y sus barrios, con populares atracciones como el Convento de San Bernardino de Siena y la Iglesia de San Servacio. Valladolid también es un buen sitio para comprar artesanías. Nuestra cena fue en el Hotel Real Hispano, donde seguimos con la comida local.
“Es importante dar a conocer estos lugares, compartir a través del turismo, un poco más de ellos. Hablamos de ecoturismo, una nueva forma de acercarnos a Yucatán, lejos de lo masivo, algo pequeño, de comunidad, con brazos abiertos para el mundo”, dijo Alexandra Espinosa, ejecutiva Comercial de Juliá Tours.
Los sitios visitados tienen un encanto muy particular, que vale la pena ser explorados, cualquier turista que quiera salir un poco de lo común encontrará que Yucatán es color y que tienes que conocer su oferta turística a través de estos lugares.