«Las últimas cifras parecen indicar que hay signos positivos. El número de pacientes en ucis ha alcanzado una meseta desde hace algunos días (…) Podemos esperar el inicio de una caída del número de enfermos de COVID-19 en unos días», dijo el primer ministro francés, Jean Castex, al encabezar este jueves una rueda de prensa, en la cual anunció el desconfinamiento en Francia pero de un modo «prudente y progresivo».

Anunció que a partir de mediados de mayo, comenzará la apertura de los comercios considerados como no esenciales, de bares o restaurantes y de lugares culturales, «teniendo en cuenta el contexto sanitario aún frágil».

Y se pondrá fin a la limitación de los desplazamientos (hasta ahora a 10 kilómetros del domicilio) confirmando el regreso presencial a los institutos de enseñanza media y superior con límites de capacidad desde el 3 de mayo. Asimismo, a partir de esta fecha, se permitirá la acogida de turistas europeos (sujeto a test PCR-negativo).

Hizo énfasis en que la estrategia gubernamental de desconfinamiento es «prudente y progresiva, porque existe el riesgo de comprometer todo nuestro esfuerzo hecho hasta ahora si se adelanta la supresión de algunas restricciones”.

Para el 20 de este mes, reabrirán cafés y restaurantes, solo en terrazas, con un máximo de seis personas por mesa

Sin embargo, Castex se mostró preocupado por la introducción de las variantes brasileñas y sudafricana, que le ha llevado a anunciar un endurecimiento de la entrada de pasajeros provenientes de Brasil, Chile, Argentina y Sudáfrica. Razón por la cual avisó de «un control reforzado» desde el sábado 1 de mayo de los pasajeros procedentes de vuelos de dichos países, sobre todo de la India en el que se ha detectado alarmantemente una nueva cepa.

También se habló de la posibilidad de un “pase de salud” para turistas extranjeros, quienes de esta manera podrían viajar a Francia, pero aún no se tiene nada en concreto respecto a este tema.