
Turismo mundial se recuperó totalmente en 2024: gasto en destino crece
El turismo mundial logró una recuperación histórica en 2024 tras los estragos causados por la pandemia de COVID-19. Según el Barómetro del Turismo Mundial de ONU Turismo (UNWTO), durante los primeros nueve meses de 2024, se registraron aproximadamente 1 mil 100 millones de llegadas internacionales, lo que equivale al 98 % de los niveles de 2019.
Las cifras no solo evidencian un incremento en los viajes, sino que también reflejan un crecimiento significativo en los ingresos generados por turismo internacional. En muchos destinos, los ingresos han superado los niveles previos a la pandemia gracias al aumento del gasto por visitante, que a su vez impacta positivamente en las economías locales, genera empleos y fortalece las finanzas de los países.
Resultados destacados por regiones
Europa, África y Oriente Medio encabezan la recuperación turística en 2024. Oriente Medio se destaca con un crecimiento del 29 % en llegadas en comparación con 2019, mientras que Europa y África lograron superar sus cifras prepandemia con incrementos del 1 % y 6 %, respectivamente. América alcanzó el 97 % de sus niveles previos, y Asia y el Pacífico, aunque con un progreso más lento, llegaron al 85 %, marcando un avance significativo respecto al 2023.
Entre los países más destacados se encuentran Qatar, que duplicó sus llegadas en comparación con 2019, y destinos como Albania, Arabia Saudita y Tanzania, que también reportaron crecimientos notables. En cuanto a ingresos, Japón, Turquía y Francia figuran entre los líderes, mostrando aumentos de dos dígitos en ganancias por turismo.
Factores que impulsan la recuperación
El crecimiento de la conectividad aérea, la simplificación de procesos de visado y una demanda acumulada de viajes tras la pandemia son factores clave en este repunte.
Además, los turistas demuestran un interés por extender sus estadías, lo que eleva el gasto promedio por vuelo y, en consecuencia, los ingresos para los destinos.
Sin embargo, el sector aún enfrenta desafíos como la inflación en servicios turísticos, precios altos en transporte y alojamiento, y la escasez de personal en algunas regiones. A esto se suman las tensiones geopolíticas y el impacto de fenómenos climáticos extremos, que podrían afectar la confianza de los viajeros.
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