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Renovarse o Morir, un Testimonio Personal

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Ya en el pasado he escrito con este título, pero hoy me referiré a mi experiencia íntima y reciente.

Eres un ejecutivo razonablemente exitoso, te has abierto camino en un país que no es el tuyo, con base en tu esfuerzo y buenas prácticas comerciales, tratando de establecer buenos vínculos personales, siendo honesto y sincero, ahí vas avanzando en el mercado y la vida.

De repente, un buen día amaneces sin ver bien, simplemente tienes nublada la vista, no ves los detalles de nada, no puedes enfocar bien como cuando te deslumbran con un reflector. Primero crees que es pasajero, pero en dos o tres días el asunto no mejora; vas donde un oculista, éste te envía con un neuro-oftalmólogo que a la vez te canaliza con un neurólogo, y resulta que tienes inflamados ambos nervios ópticos (una condición muy rara), la comparación más simple es como si tuvieras una cámara digital conectada a una TV, el lente está bueno, pero el cable está dañado, la señal simplemente llega mal a la TV. En mi caso los ojos registran una imagen, pero la señal llega borrosa al cerebro.

Los augurios no son muy buenos, lo primero que dice la neuro-oftalmóloga es que difícilmente recuperaré la visión que tuve en el pasado. La primera reacción es de desesperación, ¿cómo trabajar sin poder leer o escribir la letra de los correos del tamaño que vienen en la computadora?, ¿qué pasa si no puedes ver especialmente letras claras sobre fondo blanco?, ¿cómo marcar un número en el teclado de un celular si no ves los números? o ¿cómo conducir tu coche si ves todo, pero no enfocas ni lees la mayoría de nombres de las calles?

Luego de sentir lástima de mí mismo, me pregunté si esta no era una oportunidad que Dios me daba para desarrollar nuevas habilidades. Así que decidí tomar el rábano por las hojas (como dice en Costa Rica). Me puse a investigar las herramientas que ofrece la tecnología para casos como el mío y descubrí que no hay que inventar el hilo negro, mi teléfono tiene a SIRI que me permite llamar, chatear por WhatsApp, y muchas otras cosas sin necesidad de leer, igualmente el WAZE me va diciendo los nombres de las calles y otros detalles.

No lo sabía, pero todas las computadoras tienen lo necesario, invirtiendo los colores, poner los textos en blanco sobre fondo negro y con la función LUPA leerlo todo; apoyado con la función NARRADOR que me va leyendo conforme voy escribiendo, me lee los e-mails, documentos de Word y PDF, y pronto aprenderé a que me lea los libros. Este artículo lo estoy escribiendo justo con estos asistentes y uno de menor tecnología, clásicos lentes de fondo de botella.

Ha sido especialmente complicado (por mi falta de paciencia) el RECONOCIMIENTO DE VOZ, que permite operar toda la computadora con la voz, dices: inicio, Word, abrir, y puedo acceder a los programas de la misma forma. Aún me falta aprender a “dictar” mis correos, pero pronto aprenderé bien.

Pareciera que este artículo se trata de presumir, pero no es ese el objetivo. Creo que cuando la vida te pone una prueba tienes varios caminos, echarse a morir, lamentarse y tenerse lástima o enfrentar el problema y hacer lo posible por superarlo.

Después de casi un mes de tratamiento médico, finalmente la inflamación de los nervios ópticos comienza a ceder, claro que nunca recuperaré mi vista de antes, pero es probable que en varios meses pueda ver bastante mejor que hoy. Si es así, habré simplemente aprendido una nueva habilidad, muy útil por cierto; si no es así y mi vista no mejora, será casi imperceptible en el trabajo. Únicamente necesitaré ayuda de mi esposa para llenar un formato migratorio en un avión, o para leer la descripción de un platillo en un menú (y nunca es mala idea dejarse consentir un poquito).

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