La pandemia ha causado grandes estragos en diversos aspectos, pero no ha sido el caso con la naturaleza, pues justo en estos momentos, el Pacífico Mexicano comienza a recibir la visita de las tortugas marinas para el desove. Y Michoacán es parte de este maravilloso espectáculo.

Este acontecimiento ocurre en pocos lugares del mundo, por lo que, casi siempre, son las comunidades las que manejan los santuarios y se aseguran que las especies cumplan con su ciclo natural, salvándolas de la extinción.

Cabe decir que Michoacán recibe cada año a tres de los siete tipos de tortuga marina que habitan en el pacífico mexicano. Corresponde a la Laúd, que navega solitaria y es la tortuga marina más grande del mundo; la Golfina, que acude a desovar en grupos de cinco o seis individuos y viaja por todo el Océano Pacífico, y la Negra, que también nada en esta área y solamente deposita sus huevos en playas michoacanas.

Los campamentos tortugueros de Michoacán se encuentran en: Barra de Pichi y Barra de Santa Ana en Playa Azul, Las Peñas, Chuquiapan, La Soledad, Caleta de Campos, Pichilinguillo, Maruata, Colola, Faro de Bucerías, La Manzanillera, Ixtapilla, La Ticla, San Juan de Alima y Boca de Apiza.