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De la serie: Consejos a nuestros pasajeros…

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Las vacaciones son para disfrutarlas y descansar

En las temporadas de vacaciones las carreteras se colapsan; los aeropuertos y estaciones de autobús al igual que los principales destinos se abarrotan de gente. Todos quieren liberarse del estrés. Un fenómeno que aqueja a una parte de la humanidad se le llama fenómeno de manada, todos juntos, al mismo tiempo y a los mismos lugares. En ellos, se busca descansar y recuperarse física y psíquicamente, tras un periodo laboral de casi un año en la mayoría de los casos.

El aumento de los recursos y la globalización han provocado que más personas conciban las vacaciones como un periodo para probar experiencias nuevas y realizar actividades que no pueden hacer durante la larga jornada laboral.

Según un estudio de la Universidad de Navarra, en el que se basa este artículo, este aumento de actividad suele provocar desgaste y muchas veces, que de las vacaciones obtengamos el resultado contrario al deseado.

Por ello, es importante saber qué tipo de vacaciones necesitamos de acuerdo con nuestro estado físico y psicológico, teniendo en cuenta las siguientes ideas:

Para quien ha sufrido un desgaste físico o psíquico, es mejor pensar en vacaciones relajadas donde prive la recuperación. En cambio, para personas que desean romper la rutina son recomendables las vacaciones que incluyan nuevas experiencias.

Para que los días de asueto tengan efecto, es conveniente hacerse las siguientes preguntas:
• ¿En qué medida necesito un verdadero descanso?
• ¿Cuál es mi estado físico y psíquico antes de las vacaciones?
• ¿Qué provecho quiero sacar de este tiempo?
• ¿Con cuántos medios económicos dispongo para que las vacaciones no me den estrés?

Hay que planificar un lugar de vacaciones apto para toda la familia:

A veces las posibilidades de diversión de un sitio son más amplias, mas el desgaste físico y económico suele ser mayor. Por más que nos atraiga conocer las ruinas de una ciudad en Europa o Medio Oriente; o pasar tres días en un parque temático en la Florida, si no pensamos en todos los miembros de la familia, podemos acabar generando conflictos que no ayudan al objetivo de las vacaciones.

Si estamos optando por un destino u otro, conviene escoger aquel que favorezca planes para los miembros de todas las edades, que incluya parques infantiles, playas con poca corriente, lugares para hacer excursiones, piscinas, entre otros.

Hay que considerar que las vacaciones son un tiempo de descanso: esto es crucial para aquellas personas que durante el año laboral han padecido una situación de estrés, desgaste o enfermedad. El cuerpo humano tiene una capacidad limitada para enfrentar un esfuerzo estresante continuo. Esta resistencia debe regenerarse permanentemente, mas si el gasto de energía supera esa capacidad de recuperación, es inevitable que se produzca una merma en las facultades físicas y psíquicas.

No considerar las vacaciones como una ocasión para conseguir esa recuperación podría ser peligroso en estas personas. También es importante que su médico les plantee la posibilidad de enseñarles a calcular sus fuerzas y mejorar esa capacidad de recuperación, no sólo en las vacaciones, también a lo largo de todo el año.

Practicar hábitos saludables, hacer algo de ejercicio físico y conseguir un buen descanso no requiere de grandes inversiones o un planteamiento radical. Las vacaciones son un momento ideal para practicar o iniciar aficiones al aire libre: paseos por la playa, excursiones por la montaña, visitar museos, leer más, pintar, pescar o mejorar alguna destreza personal. Estar de vacaciones no supone no hacer nada, sino hacer algo con lo que «disfrutamos desconectándonos del mundo».

Mantener un hábito dietético sano: las garnachas y la botana (tapas en España, bocas en Costa Rica), los helados o el exceso de cervezas y bebidas alcohólicas pueden pasar factura a nuestra salud y a las vacaciones. Para evitar los kilos extra de las vacaciones, mejor apostar por alimentos frescos que no nos produzcan digestiones pesadas, como ensaladas, pescado, verduras y fruta.

Intentar mantener los mismos horarios: tratar de levantarse y acostarse a la misma hora y tener un horario fijo de comidas no tiene por qué resultar incompatible con el descanso y las vacaciones. A veces, precisamente la falta de un cierto orden hace que acabemos sufriendo algún grado de estrés, lo que puede afectarnos a la hora de disfrutar de este periodo.

Al finalizar las vacaciones vuelva progresivamente a la rutina: el cuerpo debe ir adaptándose poco a poco al ritmo laboral, por lo que no podemos forzarnos a empezar de nuevo con el ritmo con el que nos fuimos.

Intentar mantener las aficiones iniciadas durante las vacaciones: mantener los paseos y no romper con el hábito recién recuperado de lectura. No es incompatible nuestra rutina diaria con todos aquellos recursos que nos han ayudado a descansar durante las vacaciones.

Debemos seguir un orden de prioridades cuando nos incorporemos de nuevo a la vida ordinaria para que no aparezcan pensamientos de frustración o desencanto a la hora de volver a la normalidad.

Dicho todo esto… Felices vacaciones!!!


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