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Viajar alimenta la creatividad, por Mauricio González Liceaga

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Escuché tantas veces esta frase y la verdad ¡es así!, o por lo menos para mí. Una de mis grandes pasiones siempre fue conocer lugares nuevos, desde pequeño me recuerdo jugando a explorar, creando mundos de fantasía, pensando en ser el conquistador de un lugar, en pilotear una nave, en navegar un barco o caminar hasta la línea del horizonte. Así es como empecé a pensar que los viajes alimentan la creatividad.

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Son muchos los estudios, escritos, ensayos y publicaciones acerca de la creatividad, sus elementos, prácticas, fases, etcétera. Sin embargo, para mí es algo más sencillo que todo esto, es simplemente dejar volar la imaginación haciéndote uno con el viaje. Pero no es fácil definir la creatividad, y aunque existen libros enteros dedicados a este punto, vamos a optar por una descripción que va de acuerdo con esta nota: “Creatividad tiene que ver con la capacidad que tenemos para encontrar distintos caminos a la hora de alcanzar un objetivo o resultado”.

¿Y cómo funciona esto en nuestra mente? Fácil, estamos muy acostumbrados a siempre transitar por caminos conocidos, cuando tenemos un problema o una oportunidad tratamos de encontrar cómo podemos resolverlo de la mejor forma en el menor tiempo. Esto es un proceso generalmente habitual y lo repetimos hasta el grado de automatizarlo. Imaginemos algo cotidiano como ir al trabajo o a la universidad, tomar el camino de siempre, mismas calles y hasta predecir el tráfico; pero… ¿Por qué no experimentar una nueva ruta?

Mi abuelo acostumbraba regalarme calcetines cada cumpleaños y Navidad, a veces me preguntaba si no le importaba o por qué siempre era el mismo regalo; con el tiempo entendí que solamente le simplificaba la vida de no tener que escoger un regalo diferente pues yo no decía nada al respecto, entendí que en esas fechas él pensaría en regalarme calcetines. Repetir una y otra vez estos patrones se vuelve práctico, y es como si la mente se relajara y dijera: “ya está resuelto este tema y no tengo que preocuparme”.

En realidad, no importa cuál es tu profesión o a qué te dedicas, la creatividad es algo que se debe desarrollar en cualquier etapa de la vida; motivarla es un proceso constante y viajar lo logra, conociendo gente nueva, descubriendo lugares diferentes, enfrentando situaciones poco convencionales o simplemente saliendo de la monotonía.

Conocer otras costumbres a las nuestras, qué les gusta a los demás, cómo compran o venden nos socorre a conectar diversos conceptos que nos llevan a desarrollar ideas. Viajar también ayuda a relajar la mente, distraerla y regresar con más enfoque; implica ser tolerante, tener apertura y estar dispuesto a convivir con otras culturas, personas, sabores y olores.

Imaginemos ese viaje a Nueva York en donde todo ya está definido y planeado, hecho a partir de guías, de blogs, de los “imperdibles”, los cinco mejores restaurantes, la obra que no te puedes perder, las 10 cosas por hacer, los museos por visitar y así sucesivamente, y no olvidemos que Nueva York se conoce en una semana, París en cinco días o Londres en cuatro, pero ¿qué pasa si nos quedamos un día más? ¿Habrá algo más qué hacer o apagarán las luces de la ciudad?

En un viaje de este tipo ya tenemos todo solucionado, no hay problemas a simple vista; sin embargo, las situaciones, apreciación, percepción y objetivos de cada persona son diferentes, pero viajando así no habrá mucho margen para encontrar experiencias distintas a las de otros trotamundos. Tener la posibilidad de pensar en diferentes opciones, salir de lo habitual o atrevernos a explorar tiene que ver realmente con la creatividad, descubrir alternativas más fáciles o quizá más difíciles, aventuras únicas. Es ahí donde despierta nuestra imaginación, buscar esos caminos que nadie transitó anteriormente, crear un camino propio a partir de nuestras preferencias, gustos, talentos o estado de ánimo.

El decir que viajar motiva la creatividad implica atreverse a dar el toque personal a cada una de nuestras actividades y hay que estar abiertos a las diferentes posibilidades que se nos presentan, ser tolerantes, tener sentido del humor, salir de lo planeado, seguir nuestro instinto y curiosidad, hacer cosas que en otra situación no nos atreveríamos, o al revés, hacer algo cotidiano.

Pero no hay una receta de viaje, no hay una mejor o peor forma para recorrer el mundo, simplemente hay que dar lugar a experimentar cosas nuevas, salir de esa zona de confort para no anular nuestra imaginación, contar historias que nadie más vivió, descubrir lo que a alguien más simplemente le contaron. Viajar implica tener creatividad desde la primera decisión, y al final del día van de la mano, ambos requieren de un espíritu aventurero y la capacidad de abstraerse para proyectar ideas. No pongas pretextos, reencuéntrate y llena tu mente de ideas.

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Mauricio González es director general de la prestigiada Connect-Worldwide, su propia compañía de representaciones.

Es licenciado en Administración Hotelera, título que recibió por parte de la IBERO y posee un MBA en Marketing Turístico obtenido por The Institute Eurotechnology de Madrid, España.

Es un visionario, con gran talento y profesionalismo.

Entre sus clientes se encuentran extraordinarias y afamadas cuentas como The Greater Houston Convention and Visitor Bureau, Kissimmee, Alemania y NYC&Company, sólo por mencionar algunas.

 


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