Hay escenas de la industria aeronáutica que nunca dejarán de conmoverme. Por ejemplo, ver a una familia en el aeropuerto de la Ciudad de México esperando la llegada de un ser querido, un ejecutivo con su maleta y portafolio saliendo a toda prisa hacia esa importante reunión o a esas grandes mujeres y hombres trabajando detrás de los mostradores, de salas de abordaje o realizando labores intensas en la rampa sin perder de vista la seguridad de todas y cada una de las personas que colaboran en la operación de un vuelo… Definitivamente, me llenan el alma y de forma muy especial aprecio su esfuerzo, porque cada uno de ellos contirbuye para lograr que los vuelos salgan a tiempo.

En dichos momentos, la sensación de orgullo también es ineludible. Concretar las reuniones entre familiares y amigos o garantizar que una empresa reciba un envío urgente en óptimas condiciones son tareas que exigen lo mejor de una aerolínea.

Para alcanzar ese estándar de calidad, los elementos de infraestructura (flota de aviones, plataformas de operaciones logísticas, tecnología para servicio al cliente), todos deben complementarse, como la turbina que es lo que en realidad da potencia al avión, pero que pasa desapercibida para el público. Así, ‘tras bambalinas’ se puede descubrir el verdadero motor de todo: el talento y entrega de la gente.

En primera instancia, habría que destacar al personal de las aerolíneas, quienes, desde distintas áreas operativas (zona de Mostrador, Call Center, Ventas, Logística de Equipaje y Carga, etcétera), son las que hacen realidad un viaje seguro, cómodo, puntual y entretenido. A esta capacidad y compromiso habría que sumar las que aportan los integrantes de nuestro ecosistema de negocio, el cual resulta fundamental para la prosperidad de la industria aeronáutica: agencias de viajes, aeropuertos y compañías del sector turístico; asimismo autoridades como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la CANAERO y medios de comunicación y prensa especializada (como INVERTOUR).

Estoy convencida del papel central que desempeña nuestra gente, y lo afirmo con la certeza que me dan mis más de 40 años de trabajo en American Airlines.

Sin importar la circunstancia específica de la industria aeronáutica, American Airlines, desde su primer día de operaciones en nuestro país -el 8 de septiembre de 1942-, no ha escatimado esfuerzos ni recursos en la formación de sus colaboradores.

Esto se ha materializado en iniciativas de capacitación y entrenamiento, desarrollo de una cultura corporativa centrada en la satisfacción del cliente, adopción de las mejores prácticas de la industria aeronáutica global, transferencia del conocimiento, formación de talentos, entre otras actividades que han sido clave para consolidar el éxito de American en México.

Este talento local ha permitido que la historia mexicana de American Airlines esté marcada por muchos motivos de orgullo. Entre los que resaltarían aspectos como las más de 600 operaciones semanales de vuelo; 21 destinos mexicanos; cuatro oficinas de venta de boletos en la CDMX, Monterrey, Guadalajara y León, así como dos Centros de Reservaciones; y estándares de excelencia en distintos rubros.

Por otro lado, tampoco se puede negar que el esfuerzo diario de los colaboradores de American Airlines (a la par del que realizan nuestros socios y amigos en todo el ecosistema de la industria) tiene un impacto positivo que trasciende los límites de un aeropuerto. Tanto aerolíneas, agencias de viajes y el sector turístico del país en general, estamos contribuyendo a desarrollar un área económica que ofrecerá enormes oportunidades de empleo y progreso para todos los mexicanos.

Estas reflexiones sobre la importancia de CADA UNO DE NUESTROS COLABORADORES surgen en un momento personal que también es el más importante de mi vida profesional.

En unas cuantas semanas, mi historia de 43 años de servicio en American Airlines está por concluir. Un momento que sin lugar a dudas puede tener su dosis de tristeza, pero que en mi caso incluye muchas más razones para sentir orgullo y confianza en el futuro de nuestra compañía. Frente a lo que viví al inicio de mi carrera, hoy dejo a mi querida American con sólidas bases y excelente grado de profesionalismo en todos sus niveles. Esta es una gran oportunidad para agradecer a cada una de las personas que colaboran en American,
a las agencias de viajes, a las autoridades, aeropuertos, prensa y a todos aquellos con quienes he tendio el privilegio de compartir este inolvidable viaje.

Ha sido un gran honor pertenecer a esta gran industria y en forma especial agradezco a American Airlines por darme la oportunidad de colaborar durante más de cuatro décadas en su historia y que, a partir de ahora, forma parte de la mía.

Tony Gutiérrez

Es directora general de American Airlines en México. Ha formado equipo de esta aerolínea desde hace más de 40 años. Ella es responsable de los más de 600 vuelos semanales entre México y los EE.UU. de dicha compañía, entre otras muchas, muchas responsabilidades. En el mes de mayo se jubila, y se retira por siempre del turismo para dedicarse a cosas que ha querido hacer desde hace tiempo y no había podido.

Es sensible, generosa y siempre preocupada por el bienestar de los demás… Y sin lugar a dudas, un titán en los negocios; así será recordada por el increíble legado que ha dejado. ¡Hasta siempre!