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Morelos Sorprende

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Para un estado tan pequeño, Morelos es un paquete lleno de sorpresas. A veces olvidamos este tesoro tan cerca de nosotros. Podríamos de decir que Xochicalco fue el primer centro de convenciones en México. Según los expertos hace unos 1,200 años los sabios de aquella época se daban cita en Xochicalco para coordinar sus calendarios. Los viajeros han seguido acudiendo para reunirse en este lugar desde aquellos días.

Actualmente, Cuernavaca es un destino favorecido. “Las familias vienen los Viernes, Sábados y Domingos pero las juntas de trabajo que ocupan la industria de la hospitalidad se realizan el resto de la semana -declara el gerente general de un hotel venerable-. Siempre tenemos seminarios y congresos. Gracias a ellos podemos invertir para renovar nuestras instalaciones”.

Desde hace muchos años, la gente que vive en el Valle de México acude a relajarse en el clima primaveral de lo que ahora es el estado de Morelos.

Dicen que los fundadores de Xochicalco llegaron como refugiados cuando Teotihuacán fue abandonado. Seguramente, ya sabían de su ambiente acogedor y cálido.p26-01

Oaxtepec fue un lugar de descanso para los aztecas. Los conquistadores prefirieron Cuernavaca. Aunque Hernán Cortés escogió el título de Marqués del Valle de Oaxaca, fue en Cuernavaca donde construyó su palacio. Siglos más tarde, José de la Borda, que ya se había hecho rico gracias a sus minas de plata en Taxco, se estableció en Cuernavaca. Fue él quien construyó los jardines donde décadas después paseaban las damas y los caballeros de la corte de Maximiliano y Carlota.

Algunos monarcas que perdieron sus tronos, como el Sha de Irán, encontraron un exilio feliz en Cuernavaca. Bajo sus bugambilias, Charles Lindbergh conoció a su futura esposa, la hija del embajador norteamericano Dwight Morrow. Y en años recientes, Octavio Paz, Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros y Abel Quezada se contaron entre los residentes más distinguidos de Cuernavaca.

Los habitantes de la Ciudad de México que aún no tienen una casa de fin de semana en Cuernavaca no tienen dificultades para encontrar un lugar donde alojarse. Varias haciendas que hace casi un siglo sirvieron de alojamiento a las tropas de Emiliano Zapata prosperan ahora como hoteles y centros recreativos. Después de repetidas visitas, algunos de los huéspedes salen a investigar el costo de las propiedades en el mercado de bienes raíces y generalmente encuentran algo de su agrado.

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En la actualidad, no es solamente su clima tan agradable la atracción principal. Los visitantes buscan más que una hamaca, un libro y una bebida refrescante. Cuernavaca tiene más albercas que cualquier otra ciudad de México. Morelos, uno de los estados más pequeños de la República, se jacta de tener seis campos de golf e innumerables canchas de tenis.

Para los aventureros, un fin de semana en Cuernavaca puede incluir practicar bicicleta de montaña o paracaidismo, pilotear un planeador y esquiar en el lago de Tequesquitengo. E incluso existe un lugar para nadar con delfines. Las personas menos deportistas tal vez prefieran salir a explorar.

Además de Xochicalco, existen otros 11 sitios extraordinarios -todos conventos coloniales- que han sido designados Patrimonio de la Humanidad en Morelos; eso significa más de la mitad de los 21 que hay en todo México. Y Morelos también tiene parques nacionales como las Lagunas de Zempoala, y El Tepozteco, que comprende casi todo el municipio místico de Tepoztlán.

Tepoztlán, con sus calles empedradas y sus edificios antiguos, es de muchas maneras más atractivo que Cuernavaca; aquí se refugian los fines de semana pintores, artistas e intelectuales casi de la misma talla que Tamayo o Paz. Carlos Pellicer vivió en Tepoztlán y le gustó tanto que donó su colección privada de objetos arqueológicos y ahora es un museo.

Los restaurantes de Tepoztlán son bien conocidos, aunque el sitio más famoso es una nevería que sirve sabores como higo y mezcal. Hablando de restaurantes, algunos de los mejores de todo el país se encuentran en Cuernavaca.


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