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Más fuertes que nada

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Y todo se veía lejano, se veía distante. Preocupaba a ratos, pero después se disipaba entre pensamientos presentes o emociones alegres. Nunca lo pensamos cerca, nunca lo vimos venir tan fuerte. Un misterioso dragón que iniciaba en Wuhan parecía sólo eso, un ser mitológico oriental que no iba a llegar, que no iba a pegar. Y así fueron pasando los días, las noticias, los tuits, los memes. Así fue el enigmático ente creciendo y comiendo todo a su paso, pero seguía pareciendo un tanto lejano.

La bestia no tenía piedad, tampoco puntos débiles, no había forma de enfrentarlo. Los chinos iban perdiendo la batalla, las noticias cobraban más fuerza, los ojos volteaban a la tierra del Oriente. Niños, jóvenes, adultos, adultos mayores y hasta animales de compañía eran parte de las noticias. El temible animal seguía creciendo, estaba avanzando y mientras, nosotros lo veíamos a lo lejos.

El monstruo no tardó en aumentar de tamaño, pero China logró domarlo, sostenerlo y hasta domesticarlo. El problema es que mini dragones huyeron del lejano Oriente y comenzaron su descubrimiento por todo el mundo. No lo veíamos cercano aún… Europa comenzó a verse dominada por los, en aquel entonces, pequeños seres, muchos no lo creyeron, otros no lo esperaron tampoco. Y es que si nos ponemos a pensar, de todos los escenarios posibles, quién iba a creer en éste, en el que vivimos, en el que hay un dragón fortalecido gracias a nuestros puntos más débiles.

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Italia primero, y su batalla ha sido larga, dolorosa, no sólo para ellos sino para el mundo entero, pero las enseñanzas del país que vio nacer al devorador no se esperaron. Los caballeros blancos llegaron a apoyarlos; entre aplausos y vítores se libra una batalla que van ganando. En España, todas las noches, los pobladores se reúnen y los sonidos que salen de sus palmas son alimento para el alma.

En Europa dominaron a la fiera poco a poco porque seguían sin saber la forma más eficiente, ya que para un ser así nadie está listo nunca, pero aunque la criatura fue devastadora, los pobladores no han olvidado cómo ganar batallas en pleno 2020.

Mientras todos estábamos a la espera, el dragón llegó a América. La incertidumbre, la ansiedad, el pánico, el miedo y hasta las risas nerviosas se hicieron presentes cuando los rumores contaban que la batalla era más difícil para nuestros viejos, porque si bien son grandes de edad, una vida humana siempre, SIEMPRE, es importante.

Y cuando llegó a México, pese a que su tamaño era pequeño, hicimos lo que sabemos hacer de sobra, cuidarnos entre nosotros, procurarnos. Las empresas comenzaron con su home office, las escuelas suspendieron clases, las medidas de distanciamiento resurgieron, porque no olvidemos, mexicanos, que nosotros ya habíamos matado un ser de esta talla hace algunos años. Y sí, los tiempos han sido difíciles y pelear con un enemigo como éste no ha sido fácil, pero si una cosa hemos demostrado en esta tierra de aztecas es que en tiempos de crisis, más que amigos, somos hermanos.

Este año ha sido imponente, por ese dragón que no sabemos cómo surgió y del que nunca olvidaremos lo que nos quitó, pero sobre todo lo que nos brindó; eso que habíamos olvidado y que nos volvió más resistentes. Los videos, la música, el arte, las sonrisas, los cumpleaños, todo lo hemos visto lejano, todo nos ha llenado los ojos de lágrimas, todo nos ha recordado lo que enemigos como éste nunca van a entender y que habíamos dejado en el pasado.

Nosotros, los humanos, unidos, siempre somos más fuertes que nada.


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