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¡La economía está bien! por Marco Aguilar

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Sí, en serio, la economía está bien, bastante bien. Y dejo en claro que no soy economista, financiero ni administrador de empresas, por lo menos no tengo un documento de universidad que me acredite como tal. Mi licenciatura es muy alejada de las carreras del ramo administrativo y económico, y cierto es que, por si fuera poco, soy bastante malo con los números. Pero hay un indicador que me señala que la economía está bien, esto sin tener que acudir a las conclusiones de analistas y expertos de Wall Street, e incluso sin ver la sección financiera y de negocios de cualquier periódico.

Me refiero a los ojos de todos los que nos dedicamos a esta maravillosa actividad turística, específicamente a los vuelos. Sí, ¡a los vuelos!

Cuando hay un revés económico, lo primero que recortan las empresas son los gastos en publicidad y los viajes. Más aún, en esta segunda década del Siglo XXI, donde herramientas digitales, como Skype o Zoom, pueden hacer que un buen número de personas tengan una reunión a través del ciberespacio sin la necesidad de invertir el tiempo y dinero que implica que los participantes viajen de una ciudad a otra. Pero, aún con la excelente calidad de audio y video que ofrecen estas y otras herramientas, nada sustituye al apretón de manos, el abrazo y la presencia física de las personas.

Hace no mucho, para que las empresas pudieran tener una teleconferencia era necesario contar con un costoso aparato, así como carísimas “líneas dedicadas”, mismas que hoy tenemos con mayor velocidad y calidad, incluidas en los paquetes de telefonía y televisión de paga de nuestros hogares. O bien, había que rentar una sala de videoconferencias, también a un costo por minuto elevado.

Yendo más para atrás, pagábamos precios ridículos por las llamadas de larga distancia, incluso las nacionales. Todo esto hacía que el costo de viajar por negocios resultara, a veces, más conveniente y atractivo que recurrir a la tecnología. Y aunque esto ha cambiado, hay innumerables empresas que siguen optando por el contacto personal que privilegian los viajes, que se ve reflejado en los vuelos.

¿Cómo es que los vuelos son un indicador económico? Desde hace cinco o seis años, los vuelos de todas las aerolíneas van a reventar. Basta sólo con comparar los años que siguieron a la crisis del 2008, cuando los aviones iban vacíos y más cuando en México le añadimos la famosa influenza. Pero en la última década, los fabricantes de aviones, principalmente Boeing, Airbus y Embraer, no se dan abasto para cumplir con los pedidos a la velocidad que las aerolíneas demandan.

No quiero menospreciar el hecho de que han mejorado las flotas con aviones más modernos, eficientes, silenciosos, menos contaminantes y que proporcionan importantes reducciones en los costos operativos. Y también es una realidad que se ha dado un incremento de rutas, de asientos e incluso, han surgido innumerables compañías aéreas alrededor del mundo.

Ni qué decir de las tarifas. Tampoco es que estén regaladas como para que todo mundo ande volando así porque sí. Incluso, en muchos casos, las celebradas tarifas “low cost” ya no son ni tan celebradas, ni tan “low cost”. Aunque hay excepciones. Pero entonces ¿por qué los vuelos están tan llenos? Mi deducción es que la economía está bien, bastante bien.

Seguramente habrá quienes piensen que he perdido la cabeza, y más aún cuando he iniciado esta columna afirmando que no soy economista, y me he confesado enemigo de los números. Lo que sucede es que los bolsillos de todas las personas o para el caso, las empresas, no son iguales. Sin importar los periodos de bonanza económica, siempre habrá quien la esté pasando con angustias en el día a día, o como decimos popularmente, “cada quién opina según le va en la feria”.

Pero si no me creen, ¿qué no vimos el año pasado varios casos con diferentes líneas aéreas donde los pasajeros fueron hasta arrastrados para bajarlos del avión debido a las sobreventas?, ¿qué no varias aerolíneas han revisado sus políticas de sobreventa y ahora incluso hay algunas que piden al pasajero oferte su asiento a cambio de cuánto está dispuesto a cederlo?

En las últimas semanas me he enterado que algunas aerolíneas europeas están sobrevendiendo la Business Class. ¿Qué no se suponía que uno de los privilegios de esta clase era que no existía la sobreventa y uno tenía asiento garantizado? ¡Inaudito! Pero no es más que el resultado de que la economía está bien y todo mundo, empresas y particulares quieren y pueden (económicamente hablando) viajar.

Lo que se ha ido demostrando por grandes expertos es que la economía es cíclica y si nos remitimos a esa teoría, ya nos toca la siguiente crisis. Colegas turisteros, aprovechemos el momento. No va a durar siempre.

Este año vamos a pasar por momentos de incertidumbre en nuestro país. No es pesimismo, trato de ser realista. Los cambios son inevitables y cada vez hay más, más rápidos y más dramáticos (en el buen sentido). Cambios en la manera que se venden y distribuyen los viajes, en la competencia, en los hábitos de los consumidores y cambios políticos y económicos que afectan nuestra industria.

La economía lleva un rato estando bien. Vivamos y aprovechemos el momento a todo lo que da. Seamos creativos y reinventémonos día a día para sacarle el mayor provecho a este muy buen momento. ¡Que el 2018 sea fuente de abundantes bendiciones!

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Marco Aguilar es fundador y director general de su propia empresa: Travel PIE, la cual justo en este 2018 cumple 20 años! Es turistero de corazón y por convicción. En todos estos años de experiencia ha logrado importantes cuentas como arrendadoras de autos, cruceros, líneas aéreas, OTA´s, hoteles y destinos. Él es un gran profesional, lleva su práctica a niveles poco explorados por artífices nacionales, con notables proyectos públicos y privados.


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