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El camino del éxito

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He reflexionado recientemente que cada día es más evidente lo que he pensado siempre: todo lo nuevo no es necesariamente mejor, ni todo lo tradicional estaba mal.

Veo a los jóvenes millennials, toda su fe puesta en los datos de Google Analytics y en el manejo de las redes sociales, e ignoran algunas verdades que han sido válidas por siglos.

Esta es una serie de artículos en donde trataré de describir las verdades que han definido a las personas realmente exitosas a través de la historia, magnates, reyes, santos y miles de personas comunes que alcanzaron el éxito. Estos principios, por supuesto, no son de mi invención ni los descubrí yo, es un compendio de libros leídos a lo largo de mi vida.

Hoy todos tienen como meta la riqueza financiera y además lo más pronto posible, pero la historia ha demostrado que la riqueza no debe ser nunca la meta de una vida. El éxito es el resultado del esfuerzo y arduo trabajo, la realización personal, sentirse feliz y en paz, amar y ser amado, y dejar algo mejor en el mundo.

Primera parte: Saludar a la vida
con amor en el corazón

Éste es el secreto más grande del éxito en todas las empresas y mientras no logre hacerlo parte de mi vida, no conoceré el verdadero éxito.

Haré del amor mi arma más poderosa y nadie podrá resistirme. Podrán contradecir mi razonamiento, objetar mi modo de vestir, desconfiar de mis discursos, pero mi amor irradiará calor sobre los demás. Saludaré cada día con amor en el corazón, contemplaré todo con afecto y seré un hombre nuevo; amaré al sol porque me da calor, a la lluvia porque purifica y fecunda, a la luz que me enseña el camino y a la oscuridad que me muestra las estrellas.

Elogiaré a mis enemigos y serán mis amigos, animaré a mis amigos y serán mis hermanos, y me pondré un objetivo: Este secreto me abrirá de par en par las puertas del éxito; hablar siempre bien, nunca mal de nadie, y si no tengo nada bueno que decir de alguien, simplemente no decir nada.

Querré a todas las personas, pues todas tienen cualidades, a veces ocultas. Amaré al hombre con aspiraciones porque puede motivarme, a los que fracasan porque pueden enseñarme, a los ricos porque nos han demostrado que el dinero no lo es todo; a los pobres porque “son demasiados”, a los jóvenes por la fe a que se aferran y a los mayores por la sabiduría que acumulan. Y ¿cómo reaccionaré ante los ataques de los demás? Amándome a mí mismo. Evitaré lo que pueda dañar mi cuerpo, mi alma, mi mente y mi corazón; no permitiré que el vicio se apropie de mí, ni dejaré que mi alma se vuelva satisfecha, seré moderado en todos mis apetitos y alimentaré mi espíritu con la meditación y la oración. El odio ha sido desterrado de mi ser, saludaré a la vida con paz en mi corazón, viviré en el amor y tendré éxito.


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