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El Camino del éxito 3

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Esta columna se llama ‘Tendencias de Negocios’, pero alguien me decía que esta serie de artículos no hablan de tendencias. Sin embargo, creo que más allá de las modas, algunas verdades son eternas; la honestidad, el valor, el coraje de levantarse una vez más, el amor y la entrega siguen siendo las tendencias que definen a las personas exitosas, como lo han hecho por miles de años.

Esta es la tercera entrega que intenta describir las verdades que han definido a las personas realmente exitosas a través de la historia, por lo que más que tendencias son fórmulas que los ejecutivos del siglo XXI harían bien en considerar.

Vivir este día como si fuese el último
Esto lo hemos escuchado cientos de veces y en múltiples entornos de negocios, religiosos, polÍticos y otros. Pero, ¿qué significa “vivir el día como si fuera el último”?

No debo perder un sólo instante en lamentarme de los problemas, los fracasos, las enfermedades, las derrotas o los sufrimientos del ayer. El pasado ha sido sepultado para siempre y no pensaré más en él.

¿Puedo vivir de nuevo los errores del ayer y corregirlos?, ¿Puedo volverme más joven que ayer?, ¿Puedo anular los golpes que he asestado, el dolor que he causado? No, no debo desperdiciar lo bueno –de este día– en lo malo, pues el pasado no lo puedo cambiar.

Viviré este día como si fuese el último, porque el hoy es todo lo que tengo, estas horas son ahora mi eternidad y porque soy en realidad una persona afortunada. ¿Por qué se me ha permitido vivir este día extra cuando tantos, mucho mejores que yo, no se levantaron hoy? Esta es la oportunidad de ser la persona que yo sé que puedo ser. Si malgasto este día, destruyo la última página de mi vida.

Viviré este día como si fuese el último sin desperdiciar mi tiempo. A la indecisión la destruiré con la acción, al temor con la confianza en mí mismo, a las dudas con la fe y a los minutos los cambiaré solamente por algo de valor.

Viviré este día como si fuese el último; los deberes de hoy los cumpliré hoy, acariciaré a mis hijos, abrazaré a mi mujer y la besaré dulcemente, pues mañana tal vez ya no estarán y yo tampoco. Hoy le prestaré ayuda al amigo necesitado porque mañana no me necesitará. Mañana es el día en que el débil se vuelve fuerte, pero yo no soy débil; mañana es el día en que el fracasado tendrá éxito, pero yo no soy un fracasado; y habré terminado mi trabajo antes de que el fracasado termine de explicar por qué no lo pudo hacer, pues este día es el único que tengo, y estas horas son mi eternidad.

Viviré cada día como si fuese el último, y si es mi monumento más grande, aprovecharé todas las oportunidades. Trabajaré más que nunca y amaré más que nunca. Mi último día deberá ser mi mejor día, y si este no es mi último día, caeré de rodillas y daré gracias.


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