Pronto se cumplirán 60 años desde que un primer Boeing aterrizó en tierras mexicanas, y desde entonces esta compañía ha conquistado buena parte del cielo con gigantes de hierro, teniendo a la fecha más de 270 aviones pertenecientes a diferentes compañías en los hangares nacionales.

Actualmente, Boeing tiene una oficina en la Ciudad de México, además de mantener una asociación con AeroMéxico que le permite enterarse de primera mano de las necesidades aeronáuticas en nuestro país, así como del campus de entrenamiento para pilotos, aprobado por la empresa ensambladora estadunidense.

Según Donna Hrinak, presidente de Boeing para Latinoamérica, esta relación, lejos de oxidarse, se perfila para volverse aún más estrecha, ya que gracias a la solvencia de este mercado, dentro de las perspectivas de Boeing, durante los siguientes 20 años, se requerirán más de 41 mil aviones para satisfacer la demanda de tráfico internacional.

En 2006 las relaciones se estrecharon cuando AeroMéxico se convirtió en la primera aerolínea latina en ordenar el entonces gigantesco 787-8, también conocido como “Dreamliner”, que por aquel tiempo todos mencionaron como una verdadera osadía.

Independientemente del ámbito comercial, Boeing ha trabajado íntimamente con el gobierno de México, como cuando la empresa proporcionó dos B376 para los satélites Morelos 1 y Morelos 2, esto en 1993 y 1994.